lunes, 31 de mayo de 2010

Reflexiones sobre extremos de oriente

Tengo la impresión de que en este mundo vivimos en una continua dicotomía, especialmente en el panorama político. O se es de izquierdas o se es de derechas. O se es liberal o se es social. O se es pro-palestino o se es sionista.

Apelar a los extremos es perder gran parte de la semántica de la que el ser humano dispone para sus argumentaciones. ¿Dónde quedó la retórica de Sócrates, donde los argumentos férreos servían para defender posturas? ¿Cuándo desviamos la dialéctica hacia el campo de lo deportivo, donde siempre existe un "y si...?" con capacidad de anular cualquier proposición lógica. Hemos pasado del "tengo calor" al "no tengo frío".

La cuestión del ataque israelí a la flotilla internacional me resulta bochornosa. No tanto por el ataque en sí, cuya calificación moral sería detestable, sino por los intentos desesperados de  su ejecutivo por lavar la imagen pública de cara a la opinión pública. Ya es tarde para eso.

Se han difundido vídeos de cómo los soldados eran agredidos con barras de hierro, junto a otro vídeo del requisamiento de una navaja de unos cuatro centímetros de hoja. De esas que se utilizan en las acampadas para cortar queso.

En primer lugar, la información está sesgada en ambos extremos: la parte del barco emite las imágenes del asalto, mientras que la parte israelí únicamente emite la agresión a sus hombres. Esto únicamente demuestra lo de siempre: quien controla la información es quien maneja los brazos de la balanza.

En segundo lugar, partiendo de que AMBAS partes dicen la verdad (Israel disparó y los activistas reaccionaron golpeando con barras de hierro), me vienen a la cabeza unas cuantas reflexiones:


  • Que si alguien te invade (especialmente en aguas Internacionales) es lógico esperar, como mínimo, una respuesta defensiva.

  • Que el nivel destructivo de un M-16 manejado por un comando de élite es "ligeramente" más mortífero que un arma contundente improvisada en manos de un aficionado (o incluso que un cuchillo de acampada e incluso los tirachinas y las canicas que mostraban algunos vídeos).
  • Que los chalecos salvavidas no ofrecen la misma protección que un traje de asalto.
  • Que está claro que el viaje de la flotilla era un acto más político que humanitario, tal y como afirmaron desde Israel, pero que sigue sin justificar la exagerada violencia con la que respondió el ejército. Mejor un Mayo del 68 que una plaza de Tiananmén.
  • Que afirmar la conexión entre Al-Qaeda y la flotilla suena tan infantil como conectar la caída de un diente y el ratoncito Pérez. Especialmente cuando, indirectamente, acusas de terrorismo a diputados alemanes, un representante del Vaticano y a un premio Nóbel de la Paz.
  • Que Turquía es miembro de la OTAN, que uno de sus navíos ha sido atacado en aguas internacionales y que EE.UU. "lamenta" el "incidente". ¿Qué hubiese pasado si el agresor hubiese sido Libia o Irán?
  • Que Turquía es era el único país cercano con el que Israel tiene tenía tratos comerciales y en el que existen bases norteamericanas con capacidad de defensa ante un posible ataque bélico por parte de alguna potencia cercana.
  • Que la principal causa de los abusos se debe a la inacción del resto del mundo, especialmente UE y EE.UU., al que parece temer reprender al "colega conflictivo". Las fórmulas que sirven contra los "terroristas" no sirven contra los países "amigos".

En fin, que parece que la maquinaria propagandística está en marcha. Un país completamente militarizado, geográficamente extendido y con el servicio secreto mejor entrenado del mundo no está ahí por casualidad. Todo quedará, como siempre, en agua de borrajas. Y todo por el famoso "derecho a defenderse".

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